Publicado: Vie Dic 01, 2006 11:05 am
Sólo se les permitía coger lo que podían llevar consigo.
Helmut Engler recuerda la catástrofe del barco. Cuando en 1941, su padre fue destinado a Gotenhafen como capitán de puerto, toda la familia debió dejar la ciudad natal de Wilhelmhaven. A los 16 años, se le destinó a bordo del Gustloff como refugiado. El barco que fue construido en 1937 por Blohm und Voss en Hamburgo tenía una capacidad para 1.400 personas. Cuando el 30 de enero de 1945, el "Wilhelm Gustloff" zarpó por última vez, llevaba a bordo más de 10.000 personas. "La gente estaba angustiada, porque ya llevaban tras de sí muchos kilómetros", afirma Engler. "Muchos estaban tumbados en los coches, totalmente extenuados."
Helmut Engler.
Esperanza para los refugiados en Gotenhafen.
Gotenhafen, hoy llamado Gdingen, fue para mucha gente al final de la guerra, "El puerto de la esperanza." Allí fondeaban los barcos grandes, con los que los refugiados querían huir por el Báltico. En enero de 1945, se hallaban en la ciudad 120.000 personas que querían huir del Ejército Rojo. "La mayoría tenían sus caballos, el coche y el equipaje en el muelle", recuerda Helmut Engler. "Sólo se les permitía coger lo que podían llevar consigo."
El joven Helmut Engler.
Viaje a la muerte.
Cuando el sobrecargado "Wilhelm Gustloff" dejó el 30 de enero el Golfo de Danzig, los pasajeros no podían imaginar que les deparaba el destino. Después de ocho horas de viaje, el "Wilhelm Gustloff" fue alcanzado por tres torpedos rusos. Más de 9.300 personas murieron en las aguas gélidas del Báltico, de las cuales más de 5.000 niños. Helmut Engler no quiere ni puede olvidar la tragedia. Está ligado estrechamente a la tragedia del "Gustloff". "Llevábasmadres y niños en el barco, quizás fuiste el culpable de que se hundieran" se reprocha aún hoy en día Engler.
Recorte de un periódico de una artículo sobre las vivencias de Engler.
Con el último barco a Dinamarca.
Poco tiempo después del hundimiento del "Wilhelm Gustloff" Engler emprendió de nueva la huida por el Báltico. Con 16 años desertó, y consiguió una plaza en el último barco de refugiados, que dejó Gotenhafen. "Partimos rumbo a Falster", recuerda Engler. Entonces llegó el aviso del comandante: "¡Atención! ¡Atención! Navegamos a través de minas alemanas. No sabemos dónde están, porque no tenemos ningún plano.". Irremediablemente Engler recordó su episodio con el barco de refugiados hundido: "Por suerte no nos pasó lo mismo que a las personas que viajaban a bordo del Gustloff".
Las anotaciones de los recuerdos de Engler.
Nunca más.
Pero los Englers tuvieron más suerte que los pasajeros del "Wilhelm Gustloff". Helmut Engler, persenció el final de la guerra junto con su hermana Monika en un campo de refugiados en Copenhague. Desde aquí volvió a su destruida ciudad natal, Wilhelmshaven. Sus vivencias durante la guerra le han dejado una profunda huella.
Camiones entre calles en ruinas.
Fuente: 60 Jahre Kriegsende
Texto original de Ulrike Nehls, NDR Fernsehen
Saludos
Helmut Engler recuerda la catástrofe del barco. Cuando en 1941, su padre fue destinado a Gotenhafen como capitán de puerto, toda la familia debió dejar la ciudad natal de Wilhelmhaven. A los 16 años, se le destinó a bordo del Gustloff como refugiado. El barco que fue construido en 1937 por Blohm und Voss en Hamburgo tenía una capacidad para 1.400 personas. Cuando el 30 de enero de 1945, el "Wilhelm Gustloff" zarpó por última vez, llevaba a bordo más de 10.000 personas. "La gente estaba angustiada, porque ya llevaban tras de sí muchos kilómetros", afirma Engler. "Muchos estaban tumbados en los coches, totalmente extenuados."
Helmut Engler.
Esperanza para los refugiados en Gotenhafen.
Gotenhafen, hoy llamado Gdingen, fue para mucha gente al final de la guerra, "El puerto de la esperanza." Allí fondeaban los barcos grandes, con los que los refugiados querían huir por el Báltico. En enero de 1945, se hallaban en la ciudad 120.000 personas que querían huir del Ejército Rojo. "La mayoría tenían sus caballos, el coche y el equipaje en el muelle", recuerda Helmut Engler. "Sólo se les permitía coger lo que podían llevar consigo."
El joven Helmut Engler.
Viaje a la muerte.
Cuando el sobrecargado "Wilhelm Gustloff" dejó el 30 de enero el Golfo de Danzig, los pasajeros no podían imaginar que les deparaba el destino. Después de ocho horas de viaje, el "Wilhelm Gustloff" fue alcanzado por tres torpedos rusos. Más de 9.300 personas murieron en las aguas gélidas del Báltico, de las cuales más de 5.000 niños. Helmut Engler no quiere ni puede olvidar la tragedia. Está ligado estrechamente a la tragedia del "Gustloff". "Llevábasmadres y niños en el barco, quizás fuiste el culpable de que se hundieran" se reprocha aún hoy en día Engler.
Recorte de un periódico de una artículo sobre las vivencias de Engler.
Con el último barco a Dinamarca.
Poco tiempo después del hundimiento del "Wilhelm Gustloff" Engler emprendió de nueva la huida por el Báltico. Con 16 años desertó, y consiguió una plaza en el último barco de refugiados, que dejó Gotenhafen. "Partimos rumbo a Falster", recuerda Engler. Entonces llegó el aviso del comandante: "¡Atención! ¡Atención! Navegamos a través de minas alemanas. No sabemos dónde están, porque no tenemos ningún plano.". Irremediablemente Engler recordó su episodio con el barco de refugiados hundido: "Por suerte no nos pasó lo mismo que a las personas que viajaban a bordo del Gustloff".
Las anotaciones de los recuerdos de Engler.
Nunca más.
Pero los Englers tuvieron más suerte que los pasajeros del "Wilhelm Gustloff". Helmut Engler, persenció el final de la guerra junto con su hermana Monika en un campo de refugiados en Copenhague. Desde aquí volvió a su destruida ciudad natal, Wilhelmshaven. Sus vivencias durante la guerra le han dejado una profunda huella.
Camiones entre calles en ruinas.
Fuente: 60 Jahre Kriegsende
Texto original de Ulrike Nehls, NDR Fernsehen
Saludos