He comenzado a leer "Recuerdos de un soldado" las memorias de Heinz Guderian y la verdad pinta muy bien. Incluso me ha llamado la atención una muy breve defensa de Friedrich Paulus respecto a su accionar en Stalingrado. En las memorias menciona que fue subordinado de von Reichenau, comandante del XVI Cuerpo de Ejercitos y donde Paulus era Jefe del Estado Mayor, en el año 1938. Las recientemente creadas Divisiones Acorazadas dependían de ese CE.
Fuente Imagen: http://www.libros-antiguos-alcana.com/f ... inz-641540
Como todavía no leí ni siquiera el 20% del libro les dejo una sinopsis publicada en http://www.hislibris.com/recuerdos-de-u ... -guderian/
De la temática del libro y de su autor.
El volumen, talludito dentro de lo que cabe, con su medio millar de páginas, contiene las memorias del General Heinz Guderian, principalmente durante la segunda guerra mundial, aunque hace breves referencias a su vida anterior en los primeros capítulos.
Para los aficionados a la historia militar no hace falta entrar en detalle sobre Heinz Guderian, pero es de rigor pensar en quienes puedan no conocer al personaje. Que digo yo que los habrá.
Heinz Guderian, nació en Kulm, sobre el Vístula (entonces Alemania, actualmente Polonia), hijo de Friedrich Guderian, oficial en el primer batallón de cazadores de Pomerania. Siguiendo los pasos de su progenitor entró en la milicia, saliendo de la escuela de cadetes en 1907. Combatió en la primera guerra mundial, y fue uno de los que se quedaron en el reducido ejército de posguerra. Quiso la suerte (buena o mala, quien sabe, o mas bien según para quien) que en 1922 fuera enviado al cuerpo de transportes, y le diera por estudiar los camiones blindados. Entonces nació su interés por las fuerzas acorazadas, interés que se desarrollaría en el estudio de las teorías de Fuller y de Liddel Hart, así como las de un tal Charles de Gaulle, cuyo libro, “Vers l´Armee de Metier”, que sería paladinamente ignorado en Francia, traduce al alemán. De todo ello nacería su propia teoría, que plasma en la obra “Achtung Panzer!”, que propone el empleo de los carros de combate en combinación con las demás armas. Esta teoría llevaría a la formación de las divisiones acorazadas alemanas (mas conocidas como “panzer”). Teoría y formación serán uno de los principales motivos del triunfo alemán durante la primera mitad de la segunda guerra mundial.
Durante la segunda guerra mundial Guderian va a vivir dos épocas muy distintas. En primer lugar como comandante sobre el terreno, participando a las campañas de Polonia (1939), Francia (1940) y la Unión Soviética (1941). La derrota a las puertas de Moscú y la retirada de sus tropas hacia un frente mas defendible sin permiso harán que sea destituido.
Vuelve al servicio activo en marzo de 1943, nombrado Inspector General de las Fuerzas Acorazadas, un puesto que implica funciones tanto en el ámbito teórico y de la planificación militar como en el de la producción y el suministro. Llevará a cabo estas tareas hasta el 21 de julio de 1944, en que toma posesión de su nuevo cargo como Jefe del Estado Mayor General.
Fue cesado el 29 de marzo de 1945 por Hitler, y pasó los últimos meses de la guerra en el sur de Alemania. Fue capturado por los estadounidenses el 10 de mayo de 1945, en el Tirol, junto con el Estado Mayor de la Inspección General de las Fuerzas Acorazadas, cuya jefatura ocupó hasta el final de la guerra.
Fue liberado en 1948, y se retiró, escribió el libro que hoy nos ocupa, falleciendo en Schwangau, en 1954.
Y volviendo a la temática del libro. Es mucho mas fácil definirla ahora que conocemos, sumariamente, la vida de su autor. El libro recoge, principalmente, sus memorias de la segunda guerra mundial. Es decir, todo lo que hemos comentado que le sucedió, con detalle, y contado por él mismo (no volveré a repetirlo).
Para bien y para mal.
El libro tiene dos partes bien definidas, y cada una tiene sus virtudes. La primera parte, en que Guderian estuvo al mando de tropas sobre el terreno, tiene como principal virtud una excelente narración de los acontecimientos militares, acompañada de multitud de croquis que ayudan a clarificar al lector interesado las acciones que se narran (me atrevería a añadir incluso que semejante profusión de croquis es excepcional, los interesados a la historia militar no estamos acostumbrados a tanto). No obstante es la parte del libro que puede resultar mas árida al lector profano, ya que la mayoría de la narración se centra en avances, combates, conquistas, y batallas (con profusión de nombres de unidades, llenos de numeritos)
Por oposición en la segunda parte de la obra, cuando narra sus vivencias al frente de mas altas responsabilidades, la visión de la guerra que da es mas genérica, y nos introduce mucho mas y mejor en las bambalinas de la toma de decisiones. En esta segunda parte hay mas política y menos “fichitas”, mas opiniones personales y menos ciudades de nombres impronunciables. Seguramente esta sea la parte que resulte mas entretenida para el lector. Sobre todo sus periódicas “broncas” con Hitler.
En todo caso es una obra muy interesante, donde llaman la atención bastantes cuestiones.
En primer lugar, y personalmente siempre me lo pregunto cuando leo este tipo de memorias, saber si podemos considerar “nazi” al autor, Guderian en este caso, en virtud de lo que él mismo escribe sobre sus vivencias. Mi respuesta es que tal vez no, solo tal vez.
Por un lado Guderian fue uno de los principales beneficiarios de la ascensión de Hitler al poder. Sus teorías sobre la guerra blindada y la combinación de armas triunfaron principalmente a partir de la llegada al poder de Hitler, y gracias al interés que supo despertar en Hitler ¿Cómo hubiera sido la carrera de Guderian de no haber existido Hitler, u otro como él? Tal vez hubiera sido mucho menos vistosa de lo que fue. Por otro lado Guderian fue uno de los oficiales alemanes que mas a menudo y mas vehementemente se opuso a Hitler, hasta el punto de ser cesado dos veces (increíblemente sobrevivió a ello). Así pues posiblemente no fue nazi, pero Hitler le vino bien, profesionalmente.
En segundo lugar llama la atención el posicionamiento de Guderian frente al intento de atentado contra Hitler el 20 de julio de 1944. En sus propias palabras: “El efecto del atentado es terrible, cualquiera que sea el punto de vista. Yo mismo rechazo el asesinato en todas las formas. Nuestra religión cristiana da un mandamiento susceptible de una sola interpretación. En consecuencia no puedo aprobar la defensa del atentado. Pero abstracción hecha de esta razón religiosa, debo afirmar que ni las propias premisas políticas internas ni las externas eran propicias el éxito del golpe de Estado.”
Increíble posicionamiento religioso frente al atentado que no se encuentra cuando habla de la invasión de Polonia, Yugoslavia o la Unión Soviética.
Finalmente especificar que, por desgracia, no hay ningún comentario de Guderian sobre las atrocidades que se llevaron a cabo en el tercer reich, contra ciudadanos alemanes y extranjeros. Y esto a pesar de que si se atreve a criticar las atrocidades llevadas a cabo por los soviéticos. Incluso critica que en los momentos finales de la guerra los aliados occidentales no fueran capaces de comprender la crueldad y la ambición soviéticos, y no ayudaran a Alemania a detenerlos. Obviando por supuesto, completamente, la ambición y la crueldad del hitlerismo al que él mismo servía.
Saludos,